jueves, 14 de enero de 2016

Prosser

Por supuesto, he buscado Prosser en Wikipedia. Tiene unos cinco mil habitantes, y así ya puedo leer otra vez Prosser con el convencimiento de que Raymond Carver va con su padre en el coche, después de ir de caza. Bueno, yo supongo que vienen de caza, porque hay un olor de pólvora en el coche. Y antes de ver Prosser han pasado por campos de trigo verde y por campos de rastrojo. Lo que vive y lo que está macilento. Es un poema que parece descriptivo, simplemente descriptivo, y sin embargo echa chispas de emoción incontenible. Los campos de trigo verde son hermosos, aunque no lo diga expresamente, y a los gansos les gusta el trigo verde, y Carver incluso lo probó una vez.

Y a los gansos también les gustan los rastrojos. Pero cómo alguien pudo sembrar el trigo entre rastrojos. Cómo va a crecer. El símbolo cobra una fuerza poderosa en este momento del poema: Por la noche intentan recobrar su juventud mientras respiran irregularmente y su vida se hunde en los oscuros surcos de la tierra. Qué duro es todo. Rastrojos, el transcurrir de la vida, la oscuridad que llega mientras Raymond Carver y su padre regresan.

Este regreso es decisivo, como si se tratara de una recolección de experiencias. El trigo verde, el rastrojo, los gansos, todo deriva hacia el olvido, padres, amigos, todos pasan, se quedan algunas mujeres y también se van, y los sembrados desaparecen bajo la lluvia. Todo desaparece poco a poco, menos Prosser. Y el padre de Raymond Carver pronuncia esta palabra que ahora a mí también, lector del poema a miles de millas de distancia, me parece una palabra mágica: Prosser.

Prosser
Todos nosotros
Raymond Carver