domingo, 10 de enero de 2016

Los ancianos y los burros

No será por aquí, porque no llueve desde hace siete u ocho semanas, así que Lluvia repentina se desarrolla en la mente de Raymond Carver. Y, al igual que en el Por la mañana, pensando en el Imperio, hay ingredientes que no encajan en la realidad inmediata. Allí había un carretero. Aquí, los viejos y las mujeres dirigen los burros a cubierto. La lluvia sisea en los adoquines, los viejos y sus mujeres se recogen para no mojarse, pero el protagonista se empapa de agua: le gusta mojarse, y al decirlo nos parece una estupidez. ¿No es más hermoso ver cómo cae la lluvia, como hacen los viejos y sus mujeres, pero a buen recaudo? Cuando deja de llover los ancianos van a la colina. Con los burros, por supuesto. Como un niño pequeño, el protagonista disfruta chapoteando en los charcos. ¿Quién no ha sido niño? Pero hace mucho.

Lluvia repentina
Todos nosotros
Raymond Carver