lunes, 19 de diciembre de 2016

Lo desconocido

Ir al aeropuerto de noche es como ir a la búsqueda de lo desconocido. Nunca sabemos cómo se va a producir el encuentro con la persona que vamos a buscar. Suele haber casi siempre retraso, y no se sabe si es preferible colocarnos cerca de una puerta o de otra. Bueno,  quizás esto es una manera un poco exagerada de hablar de algo concreto,  de un encuentro que más o menos se ha de mover entre unas coordenadas fijas. A veces recuerdo a mis abuelos.  Mis abuelos paternos no debieron ir nunca al aeropuerto.  Mis abuelos maternos, alguna vez. Qué sentirían ellos, qué percepción de un abrazo hubieran tenido. La experiencia es un aprendizaje que se va acumulando sin apenas conciencia de ello. Pero al fin y al cabo la calidad de la mirada a nuestro alrededor es una manera de explorar el corazón,  porque la vida consiste en aprender sin descanso a partir de vivencias programadas o no. Lo que sabemos acerca de nosotros es una sucesión de razones expuestas a la duda permanente, y a la indagación de lo que nos empujó a cada instante en una dirección u otra. Esperar en el aeropuerto es como indagar en el significado de la emoción que lleva incorporado el abrazo que llevamos dentro, y que saldrá en seguida. 

domingo, 18 de diciembre de 2016

Un domingo extraño

Extraño, porque no es habitual que durante tantas horas esté nublado. No veo las montañas, ni el horizonte. El televisor me acerca lo más lejano para que pueda atisbar el mundo con una delicadeza que la inmediata percepción de mi entorno me impide. El periódico es una ventana abierta al mundo. Lo que hay que buscar se puede abrazar con la imaginación cuando el tiempo está tan apegado a lo extraño. Hoy en día las experiencias ajenas se convierten en un estímulo para entendernos. Lo que ocurre en otro continente podría ocurrir aquí mismo, a nuestro lado. Cuánto me queda por explorar a lo largo de esta tarde. Me imagino a otras personas como yo, expuestas a una exploración parecida de su existencia. Avanzar despacio, sí, despacio, pero sabiendo que lo que nos queda por delante es decisivo. La ciudad en la que vivo es mi otra razón para saber lo que necesito. Buen domingo a todos.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Caminar por la ciudad

Después de ver la película me siento ciudadano abriéndose a la experiencia cotidiana. Cambia la vida cuando un buen director de cine nos comunica la experiencia de vivir con discreción, mostrando lo que hay a nuestro lado con delicadeza. La belleza de lo que se nos ofrece es apenas un esbozo de lo que somos capaces de imaginar, pero nos sirve para entender las razones de la manera de avanzar. Nuestra vida es un reducto de libertad que ha de ser construida poco a poco, pero sin detenernos ante las dificultades. Nuestra experiencia es un desafío y una celebración del hecho de vivir. Habría que desechar lo que no es más que apariencia, y avanzar entre el valor de la realidad que se nos ofrece como un signo de lo verdadero. Id a ver la película Paterson, de Jim Jarmusch.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Lo que no escribí

El título es 'El poema que no escribí', pero quizás no se trate de un poema sino de unos comentarios acerca de la vida de aquel día. Así entendemos los poemas de RC, que no están muy lejos de los cuentos que leí hace mucho tiempo. ¿Es esto lo que queremos saber de él? ¡Qué más nos da lo que hiciera! Ahora tan sólo estamos con algo entre las manos, que es un libro de papel, muy bien editado, que voy colocando en la mesa del comedor o en la de la biblioteca. ¿El poema que no escribí? RC sabe que es mejor levantarse y mirar cómo amanece, y que quizás de esta manera va a ser capaz de descifrar el mundo. Allí estábamos, sin más, callados. Tan conmovidos y felices. Lo que puede ocurrir es que no siempre seamos capaces de atisbar aquello que más nos conviene. Por esto RC escribe a veces de una manera que nos hace comprender cómo se ha de vivir para darle sentido a la vida.

El poema que no escribí
Todos nosotros 
Raymond Carver