sábado, 23 de enero de 2016

Boya

En mi ciudad hay pescadores que parecen contemplar las olas con melancolía. Durante mi infancia, mi padre me hablaba de los pescadores como si fuesen personas solitarias que proyectaban su paciencia en este acto curioso de sentarse en una roca, con sus aparejos colocados con mucho cuidado en una cesta de mimbre. En 'Boya' Raymond Carver cuenta su experiencia de acompañante de tres adultos, entre ellos su padre, durante un día de pesca en el río Columbia, cerca de Vantage. Uno de los amigos de su padre 'me decía que un día me convertiría en un buen hombre, que recordara todo aquello y que fuera de pesca con mi propio hijo'. Quien le decía esto era Mr.Lindgren, que no bebía, y que 'me gustaba más que mi padre', porque 'me dejaba manejar su coche, y me tomaba el pelo con el apodo de junior'.  Siempre hay esa punta de misterio en los poemas de Todos nosotros, siempre hay ese fogonazo de introspección hiriente, aquello que nos atosiga muchos años después, como ese reproche al padre, en 'Mr.Lindgren no bebía'. Lo que el poema transmite tiene que ver, aunque no solamente transmita eso, con el hecho de que la personalidad quizás dependa de estas experiencias compartidas entre padres e hijos. Es decir, la experiencia de los ratos de ocio nos define en buena parte, porque es lo que se hace con lo espiritual de la persona, si es que este término se puede utilizar aún para referirse a lo que hacemos. 

Boya
Todos nosotros
Raymond Carver