jueves, 14 de enero de 2016

Los salmones que quizás también lleguen a mi ciudad

Los poemas de Raymond Carver son adictivos, de uno te vas a otro porque piensas que las oscuridades de uno pueden ser luces en otro, pero sin apenas apercibirte de ello entras en otra oscuridad.

A veces hay sombras en medio de una luz cegadora, como estos salmones que van por ahí, que evitan ciertas plazas, y se acercan a Wright Avenue. Los ciudadanos los esperan, se avisan: ¡que ya llegan! 

Y entonces la decepción es tremenda.

'Cada mañana es una decepción'

El lector se queda con la boca abierta. El chapoteo de los salmones, la sensación de que están ahí, a nuestro lado. Es posible incluso que estos salmones lleguen esta noche a nuestra ciudad, que las cosas se puedan explicar de alguna manera, aunque yo también esté un poco del lado de los que están contra la interpretación, como Susan Sontag

El poema se agita también en la página del libro, y los salmones siguen chapoteando.




Los salmones se mueven de noche
Todos nosotros
Raymond Carver