lunes, 18 de enero de 2016

Kitty y Levin

Hay que leer sin pensar en nada más, pero uno no deja de mirar el título, Matrimonio, esa palabra que lo agita todo, porque nos remite a una serie de televisión en la que Kitty y Levin se han casado por fin. Y el telón de fondo de la ficción parece un horizonte, pero no una aspiración, porque se enumeran todos los desastres que hay al lado, o detrás, de la aparente felicidad de Ketty y Levin: la destrucción que saben que les aguarda después del próximo giro de los acontecimientos. Y eso se refleja en la realidad inmediata: la última estrofa es una premonición: esa luna que navega armada hasta los dientes a la caza de mis hijos. Y el hombre de la caravana, que se va de nuevo, el vecino borracho que lanza algo por la ventanilla. No sabemos si se va con su mujer o si lo hace solo: quizás su mujer se ha quedado en la caravana porque no ha querido acompañarle. Y los pequeños charcos de agua plateada. Este poema es un cortometraje.

Matrimonio
Todos nosotros
Raymond Carver