domingo, 17 de agosto de 2014

Viajar por el paisaje de lo cotidiano

Las sensaciones que experimentamos nos convierten en viajeros. Vamos de aquí para allá y en buena parte no decidimos casi nada sobre aquello que se cruza con nosotros. Hay muchos detalles que dependen de circunstancias imprevisibles. Los gestos de nuestro cuerpo son los gestos de un desconocido. A veces miro una fotografía y no logro recomponer el instante en que se tomó. Incluso dudo acerca de la identidad del fotografiado, si es que existe este espeso concepto, sometido a muchos bandazos. La dureza de nuestro pensamiento no nos permite valorar las relaciones entre lo que fuimos y lo que ahora somos. Salgo al jardín y observo que los árboles han recobrado su verdor, y el aire vuelve a respirarse con agrado, sin el sofoco de los días anteriores, afortunadamente.