martes, 19 de agosto de 2014

Matices acerca de lo que se observa en una excelente fotografía

Recuerdo que en la novela 'El Señor de Ballantrae', de Robert L. Stevenson, alguien dice que 'en el infierno hay también hermosas llamas'. Hace ya tanto tiempo de aquella lectura que la memoria quizás haya alterado la sintaxis de la frase, aunque no el sentido. He de decir que la idea me produjo un rechazo inicial casi sin matices, porque por aquel entonces yo pensaba que en el horror es difícil que pueda existir ni tan siquiera la posibilidad de un atisbo de belleza. Lo he hablado con algunos amigos míos, y he observado que la respuesta es casi siempre confusa, sobre todo a medida que nos vamos haciendo mayores. Al llegar a cierta edad, muchos de nosotros hemos vivido algún huracán emocional, así que hemos rozado el horror alguna vez, o quizás incluso lo hemos sufrido directamente. De mi experiencia he aprendido que de las situaciones difíciles el mundo exterior puede llegar a parecer desagradable, y que la belleza ha de ser por fuerza un valor que se escapa por una rendija impenetrable. Esta reflexión me ha surgido esta mañana, espontáneamente, cuando he visto en el periódico la imagen de un reciente ataque aéreo. La contradicción proviene del hecho de que el bombardeo se manifieste por dos suaves columnas de humo en el horizonte, mientras que el paisaje es de unos colores vivísimos, una alternancia entre el marrón de la tierra, el azul del agua del embalse de Mosul, la línea de la costa, y el cielo translúcido surcado por el humo de los bombardeos. Son colores que sobreviven a las bombas, como si la naturaleza soportase estoicamente los desmanes humanos y nos concediera los vestigios de un orden que quiere sobrevivir por encima de las circunstancias más adversas.  A mí me sigue pareciendo difícil que del horror surja como por azar un amago de belleza. Al fin y al cabo, lo real no es tan sólo real porque sea una consecuencia de los datos de los sentidos, sobre todo cuando lo que percibimos como real procede de una fotografía, que ya es en sí misma un filtro a través del cual sólo cruzan determinados mimbres del mundo. Esta fotografía que he mirado con detenimiento esta mañana me ha parecido tramposa, por muy involuntaria que sea la confusión que el autor haya proyectado. Por esto, el lector, en la recepción de las noticias diarias, ha de vigilar los ingredientes de lo que se le ofrece, y ha de hacerlo cuidadosamente.
Motivo: 'Columnas de humo tras los ataques estadounidenses contra El Mosud (Irak)', fotografía de Khalid Mohammed, El País, 19 de agosto de 2014