lunes, 25 de agosto de 2014

Desde estas altas rocas pudiera verse el mar

'Desde estas altas rocas pudiera verse el mar' es el título de un libro de Pablo del Águila que conservé durante mucho tiempo en mi biblioteca y que desapareció por algún motivo que desconozco. Me acuerdo de él, ahora que ando por estas calles que van a dar al mar, en esta tarde tan luminosa y tan limpia, bajo un cielo azul sin nube alguna. El paseo acaba cerca de las rocas, en el bar que hace esquina. A través de los ventanales abiertos puedo ver los barcos fondeados y un trocito de horizonte. La experiencia de otros veranos me hace sentir la fuerza poderosa de este momento de concentración en que la memoria se agita para liberar el pasado de su escondite. Las neuronas de una rama medio escondida en algún pliegue del cerebro se despiertan y es entonces cuando me veo en bicicleta, a los 12 años, sin importarme para nada el intenso calor, por los caminos de los alrededores de Sa Cabaneta, en compañía de algunos amigos a los que aún puedo nombrar con un querer complaciente: Miquel, Miguel Angel, Joan, Sebastià. En este vaivén entre el pasado y el presente se va determinando poco a poco la manera de enfrentarme a la verdadera razón de recordar, que quizás no sea otra que vivir intensamente en esta combinación de imágenes de ahora mismo y de ayer, un ayer no tan lejano como parece, porque estas imágenes están a mi lado como si las estuviera viendo en una pantalla imaginaria de muchas dimensiones. El mar es lo único que no cambia, por lo menos en lo que concierne a su aspecto exterior, ya que a fin de cuentas no es más que una superficie que como mucho está punteada de crestas blancas creadas por la brisa. Pero si en cuanto a su aspecto exterior puede parecer que no ha cambiado, en todo lo demás, en aquello que le añade nuestra mirada, la transmutación es de una complejidad que me devuelve a mi ansia de buscar en mis recuerdos alguna explicación, que desgraciadamente no llegará nunca. Lo más limpio es el título del libro de Pablo del Águila, aquel joven poeta granadino cuyos versos conozco gracias a mi amigo Antonio. 'Desde estas altas rocas pudiera verse el mar', me digo de nuevo, y entonces me dejo llevar por la superficie limpia y azul que tengo delante de mí, suavemente.

 Motivo: Un paseo entre las rocas, cerca del mar, y el recuerdo del libro 'Desde estas altas rocas pudiera verse el mar' de Pablo del Águila.