jueves, 14 de agosto de 2014

Árboles que se adentran en el corazón con algo de nostalgia

Llegamos siempre tarde a la comprensión de los hechos, alguien me comenta, con un punto de resignación. Pero la comprensión no es la verdad, sino tan sólo un leve esbozo de la mirada que ha visto por vez primera con placer algo que le llama la atención. Últimamente siento apego por lo más inmediato, por aquello que siempre se me pasó por alto, como si no existiera. Hace unos días, un paseo me sirvió para descubrir árboles que no había asociado nunca a Mallorca, por lo menos en comunidad, tan cerca los unos de los otros. Nogales, tilos, castaños, álamos, encinas, alrededor de Son Brondo, en Valldemossa, en una relación que me transmite sosiego y de placer, pero también nostalgia, como si lo recién descubierto se adentrara en el corazón más allá del presente, con el lamento de no haber sido capaz de saborearlo de joven. La vida quizás sea, en parte, un descubrimiento furtivo de las cosas y de los hechos.
Son Brondo, Valldemossa, Mallorca
15/8/2014