viernes, 13 de noviembre de 2015

Las piedras del paisaje

Por la mañana salimos de excursión por los alrededores de Bunyola.  La belleza de las piedras es una de las expresiones más hondas del paisaje. Las piedras son mucho más que piedras. Tengo la sensación de que con el tiempo van adquiriendo formas que nos dan ocasión de entrever la historia de la humanidad. Las hay que nos recuerdan la cara de un hombre primitivo, o de un pez que despareció hace millones de años, o de un animal que sólo puede ser imaginado. En las piedras siempre hay restos del pasado de la tierra, incrustados en su superficie, en sus líneas quebradas, en su destierro: algunas son fragmentos de rocas despeñadas. Habría que investigar la transformación de una roca en piedras, y cómo una piedra con el tiempo se moldea gracias al viento, al sol y al agua, para convertirse en una forma de animal prehistórico. Caminas por la montaña y no sabes dónde se cruzan el pasado y el presente, pero sabes que coexisten en estos parajes que perviven sin apenas intervención humana. Lo que se observa se desmenuza en la mirada, que escruta y escoge, que se detiene a ratos en algo que succiona especialmente tu interés. Por la noche, cuando llegan las primeras imágenes del atentado en el centro de París, el contraste entre la supuesta civilización y las piedras de la montaña se convierte en un esquema absurdo de lo que ha sido el día de hoy: parece más civilizado el paisaje a solas que nosotros.

(Diario de Algún Otro)