sábado, 8 de agosto de 2015

Melocotones

Tengo ganas de llegar a casa para probar uno de los melocotones que hemos comprado esta mañana en el mercado de Campos. Cuando la diligente vendedora nos ha ofrecido un trozo, antes de que llegara a mi mano ya me anticipaba al deleite de ese color amarillo con sombras anaranjadas en la piel, y de la pulpa con su amarillo ideal, casi en las puertas de la verdad. Hay ciencia en la experiencia: cuántos melocotones falsos, de pulpa astillosa y dura, hemos tenido que comprar en el supermercado antes de llegar a este día de hoy, en que, sin habérnoslo propuesto, nos hemos topado con la parada del mercado. Hay tesoros que están a nuestro alcance, muy cerca de nosotros, generosamente.