Aquel roble del Valle del Soba: ahora lo recuerdo. Se me ha acercado de golpe, como una imagen que estuviera a mi alcance, el roble completo, en la carretera de Mentera. Es un árbol que se parece a una manera de vivir, su estar sereno pero a la espera del viento, con la seguridad de los que saben lo que hay que hacer mientras se espera. Me afianzo en él,
dulcemente.