jueves, 4 de septiembre de 2014

El desembarco de Normandía

El día D fue un hito de la historia del Mundo. Los cazabombarderos, los tanques, miles y miles de soldados muertos: la confusión es absoluta. Eisenhower llega a Francia para evaluar los resultados, comparte el rancho con los soldados. Hay que tomar Cherburgo cuanto antes, dice. Churchill habla con Montgomery. Los alemanes bombardean Londres con las V1 y V2. De Gaulle es vitoreado por los franceses de los pueblos de Normandía. Hitler convoca a Rommel, que le indica que lance las V1 en las playas. Samuel Fuller, que llegará a ser un notable director de cine, se lava en un río, cerca de manzanos y de vacas. Un soldado inglés se lamenta de haber matado a un alemán. Siempre he sido contrario a la violencia, dice, compungido, y ahora he matado a un buen chico, un chico que era querido por otras personas humanas. Habla Bill Smith, soldado de la 79ª División de Infantería. Sus palabras se pierden entre el ruido de la metralla. Una vieja vestida de negro atraviesa las calles de su pueblo mientras caen bombas por todos lados. El alemán Karl Hohmann dice que no tienen más remedio que rendirse, y quiere que los norteamericanos sigan bombardeando para que sus mandos no les tomen por cobardes. Un francés advierte: los alemanes han traído muchas enfermedades venéreas. Hay francotiradores emboscados que frenan el avance de los aliados. Las dos primeras semanas de junio son atroces. Hay que cortar los setos para seguir avanzando. Llegan a Saint-Lo, la capital en ruinas bombardeada y destruida por completo. Los aliados tardan 40 días en tomar Caen: han sido necesarias 10000 toneladas de bombas para ganar 10 km. Rommel es herido de gravedad en una carretera, pero Hitler sobrevive a un intento de asesinato. La futura escritora Benoîte Groult, estudiante de París, se queja de que la providencia  haya salvado al dictador. Hélen Martin, esposa del teniente Martin, de la Gendarmería de Caen, mientras la luz solar le ciega, recibe la terrible noticia de la muerte de su marido. Los paracaidistas por fin descansan. No han parado desde el dia D. Los alemanes fusilaron a muchos de ellos. El ejército alemán es consciente de que todo está perdido, pero no se rinden, y aseguran que 'vamos a seguir defendiendo nuestra patria'. Patton se instala cerca de Saint-Lo, al frente del Tercer Ejército. Me siento orgulloso de estar aquí con vosotros, dice, con su célebre ímpetu, y cuando lleguemos a Berlín yo mismo le pegaré un tiro a ese hijo de perra de Hitler. Los alemanes pierden todos sus tanques, uno a uno. La victoria de los aliados es inapelable, y empieza el camino hacia París. Kay Summersby, chófer de Eienhower, dice que hay cadáveres de caballos entre los cadáveres de los soldados, y que el olor es nauseabundo. Unas niñas regalan un ramo de flores al General Eisenhower. Mientras los aliados avanzan para liberar París, los parisinos se enfrentan a los 20000 alemanes que aún tienen la ciudad en su poder. Flora Groult, estudiante, hermana de Benoîte, dice que a las jóvenes que se han relacionado con alemanes las señalan con el dedo y se las somete a escarnio público. Una mujer de mediana edad se resguarda de las balas detrás de un monumento, mientras con la mano derecha sujeta el manillar de su bicicleta. ¿Ya arde París?, pregunta Hitler. De Gaulle ha de impedir que tomen el poder los estalinistas, y es aclamado por los parisinos cuando empieza a desfilar, a pie, rodeado de soldados. El ejército parece el ejército de los pobres, dice Flora Groult. De Gaulle continúa caminando hacia Notre Dame, aclamado por la multitud que se agolpa en la aceras y en la calles. Suenan disparos desde lo tejados, pero el General De Gaulle camina con una entereza admirable . La gente se pone a correr. El tiroteo causa víctimas y heridos. La 4ª Division de Infantería entra en París. Benoît Groult se alegra muchísimo. Es como si hubiéramos estado enfermos durante años. La vida es bella, todo va a ir bien. Llega Eisenhower, y Kay, su chófer, le dice: parece que estoy viviendo un sueño. 200.000 aliados, 200.000 alemanes y miles de civiles murieron como consecuencia del desembarco. Un soldado y una chica, ambos en bicicleta, recorren con felicidad los Campos Elíseos.

Motivo: 'Sacrificio', documental en la 2 sobre el desembarco de Normandía, de Isabelle Clarke, Daniel Costelle y Frederic Lumiere.