martes, 7 de octubre de 2014

Unos días en Francia

Cambias de país durante unos días y todo cambia: la mirada se enriquece y se alimenta, casi sin darnos cuenta. En Sommières hay una atmósfera de vida concentrada en el mercado de los sábados. Todos los ciudadanos se reúnen para comprar frutas, verduras y queso, y para tomar una copa de vino y unas ostras. La vida en sociedad adquiere su sentido en estas pequeñas alegrías que se nutren de lo esencial: la plácida conversación, el intercambio de gestos, la pasión controlada de vivir con la ilusión de un presente que merece la pena. Al atardecer se escucha el murmullo del Vidourle, ese río que a veces se desborda, pero que suele ofrecer su corriente de agua como un don. Y hay, sin duda, algo de Sommières que merece ser destacado: el cine Venice, un cine de los de antes. Paseando de noche aparece de repente a la derecha del Vidourle, y es un símbolo de este país, de esta Francia en la que aún se combinan serenamente la tradición y la modernidad.

Motivo: Viaje a Sommières, Gard, Francia.