viernes, 31 de octubre de 2014

Maneras de tomar apuntes

En el Instituto, durante el bachillerato, había que tomar apuntes y pasarlos a limpio todos los días. Recuerdo las clases de Álvaro Santamaría, el profesor de Historia del Arte. Hablaba como si diera una conferencia mientras andaba por el aula, y nosotros teníamos que transcribir lo que decía y luego, en casa, pasarlo a limpio. Al rehacer en casa el texto, las dudas acerca de lo que había oído se revelaban en el papel por una frase escrita a medias, porque no me había dado tiempo, o por una tachadura, pero no me resultaba difícil rememorar las circunstancias concretas del instante en que don Álvaro había pronunciado aquellas palabras que en principio se me escapaban: el profesor había carraspeado, o había hecho una observación lateral, o había cambiado el tono de voz, y ese recuerdo me permitía rellenar el vacío. Naturalmente, tenía que pasarlo a limpio cuanto antes, porque los beneficios del recuerdo se podían diluir si dejaba el trabajo para dos días después en vez de hacerlo el mismo día, nada más llegar a casa. La escritura a mano permite una aproximación llena de matices a lo que se ha escuchado durante una clase: hay muchas pistas que relacionan lo escrito con lo oído, debido a la particularidad de cada línea –todas distintas- y a la cantidad de información que relaciona las notas tomadas a mano con las circunstancias en que el profesor iba explicando en voz alta o anotando en la pizarra. ¿Es todo muy sutil, y quizás sólo es aplicable a los que a causa de la edad fuimos educados sólo con papel y lápiz? ¿Es una experiencia subjetiva, sin más? No, por supuesto que no: la Universidad de Princenton ha hecho un estudio comparativo sobre las ventajas e inconvenientes de tomar apuntes en un ordenador, o hacerlo mediante la escritura con papel y lápiz, y las conclusiones son muy interesantes, porque revelan más o menos lo que mi generación vivió en su infancia y adolescencia, cuando estudiábamos en el Instituto. El entendimiento y la memoria se ejercitan mejor si tomamos apuntes con papel y lápiz. Esto no equivale a dar la espalda a las nuevas tecnologías: el antiguo papel y lápiz sería equivalente a escribir a mano en tabletas, por ejemplo. ¿Es posible que la comunidad educativa acepte estas observaciones sobre la educación?