miércoles, 17 de febrero de 2016

El arco acelerándose

Escucho con mucha intención a Jacqueline du Pré en el concierto de Dvorak, y me dejo llevar por esa emoción inconfundible de la violonchelista, que siempre aparecía tan joven, tan dispuesta a interpretar como si fuese lo último que iba a hacer en su vida. La música es esa modificación del espacio inmediato que nos suscita una indefinible sensación de vértigo. Si es sólo una manera de llenar un paréntesis significa que no sirve más que para ver pasar el tiempo. Pero si nos modifica, es decir: si el tiempo no pasa por delante del oyente sino que se introduce en él y se lo lleva en volandas, es entonces cuando la música nos sirve para desgranar la vida. Ese momento en que el violonchelo parece que se lamenta por algo, y que la mano de Jacqueline du Pré se esfuerza, como si se contorsionara para poder producir un sonido esencial, esa aceleración del arco: esa sensación de vértigo.