martes, 20 de octubre de 2015

El debate entre Pablo Iglesias y Albert Rivera

En el debate entre Pablo Iglesias y Albert Rivera se observaba algo que desde luego no existe en los viejos políticos: la adaptación al medio televisivo, esa manera de posar delante de la cámara que no necesita de una preparación previa, ni de protocolo alguno, por mucho que uno pueda pensar que esta aparente transparencia es el resultado de mucho trabajo a la sombra. Los debates vistos hasta ahora, como aquellos dos célebres entre el aspirante Aznar y el presidente González en 1993, se ahogaban en las formas: la disposición de las sillas, los tiempos medidos, la iluminación: no quedaba margen apenas para la espontaneidad. Entre Iglesias y Rivera la verdad estaba en la manera de hablarse el uno al otro, la cercanía propiciada por el bar modesto en que se concertó la charla. El presentador sólo encauzaba ligeramente, sin imponer sus criterios, tanto formales como de contenido. Se lo han puesto muy difícil a Mariano Rajoy y a Pedro Sánchez.