lunes, 1 de diciembre de 2014

Sebastiao Salgado

¿Es la fotografía capaz de mostrar la belleza allí donde no la hay? Al parecer Sebastiao Salgado fue criticado por mostrar imágenes de gran belleza tomadas en situaciones que en la realidad son profundamente dolorosas. Las críticas procedían, al parecer, de Susan Sontag, que es una de las teóricas más lúcidas que ha tenido la fotografía hasta ahora. Ayer vi la película 'La sal de la tierra', en la que se cuenta la vida del fotógrafo. Muchas de las fotografías que ha tomado Salgado a lo largo de su vida son, en efecto, muy bellas, y el asunto de que tratan tiene mucho que ver con la desolación de las tragedias que asolan a la humanidad: guerras, éxodos, calamidades y destrucción. A mí no me pareció que la belleza de las imágenes contradiga la verdad de lo que muestran. Mas bien al contrario: la reafirman a través de la luz que desprenden. La belleza de una imagen no tiene por qué ocultar a nuestros ojos el horror de lo que muestra. Pero como todo, debe de haber unos límites, y Sebastiao Salgado los conoce muy bien. No es un fótógrafo voraz, sino un paciente observador gracias al cual sabemos algo que sin su trabajo seríamos incapaces de comprender del todo. Los buscadores de oro, por ejemplo: el impresionante ajetreo de una mina inmensa repleta de personas humanas que quieren enriquecerse: Salgado reflexiona sobre la ambición de los hombres, y nos ayuda a entender cómo avanzamos en este tiempo controvertido en el que vivimos. Y sobre la belleza de las fotografías habría que añadir algo que me parece evidente, pero sobre lo cual habría que pensar con detenimiento al mirar: una imagen bien resuelta técnicamente no puede ser calificada sólo como hermosa. Ofrece mucho más.

Motivo: 'La sal de la tierra', de Wim Wenders, Juliano Ribeiro Salgado