martes, 30 de diciembre de 2014

José Isbert

Veo de nuevo Bienvenido, Mr Marshall, en la que Berlanga parece que nos transmite no sólo un legado cinematográfico sino profundamente moral. ¿Qué es lo que cada uno le pide a la vida? ¿Y a quién se ha de pedir? Luis G. Berlanga nos muestra con acidez las vanas esperanzas de Villar del Río (aquella España, ay, quizás con muchos flecos en la de hoy). José Isbert, Manolo Morán: qué actores tan indiscutibles, tan fundamentales. Son irrepetibles: ya no nos imaginamos a nadie más en sus papeles, y en su humor aparente hay una tragedia que ahora, años después, aparece con nitidez. A veces me pregunto cómo es posible que se produjera en la España de 1953 una película como Bienvenido, Mr Marshall. ¿Cómo pudo superar la censura?