domingo, 28 de diciembre de 2014

Por los lugares conocidos de Javier Marías

Me adentro en la novela de Javier Marías para enfrentarme de nuevo a una manera familiar de mirar el Mundo. Porque las novelas de JM son conversaciones muy bien elaboradas con cada lector, y nos transmite su atmósfera de divagación sobre sus obsesiones: más ensayo que narración, no sólo al comenzar la novela, sino después, al avanzar y empezar a conocer a los personajes. ¿O un solo personaje ramificado en sucesivas transformaciones del autor? La dicción de los protagonistas es la misma que la del narrador, y los avezados en su prosa reconocemos esta particular manera de decir y de pensar. Dar vueltas y vueltas a lo que no se puede expresar de otra manera: una espiral que va ampliando su radio de acción a partir de un punto inicial, que acaba por hacérsenos invisible, o muy lejano, o irreconocible. La parte II, la noche entera de (don) Eduardo y Beatriz, esa entrecortada relación llena de grietas y de firmamento bajo: un estímulo para dilucidar sobre la realidad de la parejas contemporáneas, si es que se puede hacer algo para aclarar este asunto tan enrevesado. Suelo ponerles título a los fragmentos, y así soy capaz de recordar mejor lo que con frecuencia es demasiado alambicado, esas figuras geométricas que se me aparecen al ir leyendo y que se transforman en laberinto, desde la espiral inicial. Seguiré en este fin de año por las veredas de 'Así empieza lo malo'.

Motivo. 'Así empieza lo malo' de Javier Marías