Puede ser descorazonador que la lucidez de otros nos descubra la herrumbre y desenmascare los propósitos más o menos encubiertos de la actividad social o política. Pero es bueno que así sea, y que los que saben ver porque miran con atención nos desbrocen el camino. Viene a cuento lo anterior porque, antes de firmar los pactos, los partidos políticos se dan de la mano en un acto que suena a fingimiento y a equilibrio inestable. Félix de Azúa lo dice a las claras en su artículo de hoy en El País:
http://elpais.com/elpais/2015/06/01/opinion/1433152440_420728.html
Quizás se entienda mejor si se lee, además, una entrevista reciente.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/04/20/actualidad/1429554362_193060.html