jueves, 28 de abril de 2016

Lo que ha visto el viento del oeste

Por la noche la música es un preludio de algo desconocido. Lo que ha visto el viento del oeste es justo lo que ahora recogemos. Parece una decisión llena de posibilidades. Cualquier viento lleva en su seno la posibilidad de conocer el aire lejano de lo que puede servirnos. Sin haberlo previsto. Sin apenas un gesto que nos delate. No es que lo que hayamos pedido: es que nos llega. La música suele ser así: un preludio de algo que no esperábamos, una forma de recoger el ansia de vivir que nos viene de lejos y se nos ofrece. Por la noche, el sonido del piano tiene una limpieza que se nota enseguida, como si se bastara a sí mismo para que sepamos de golpe lo que significa mirar sin cansancio, y sin ese peso que con frecuencia no nos deja mover. Luego me entero de que el pianista Enrique Bernaldo de Quirós vive en la misma ciudad que yo. Lo que ha visto el viento del oeste me ha llegado a media noche, cuando la quietud se nutre de un silencio humilde. Ahora oigo el tic tac del reloj. 


Lo que ha visto el viento del oeste, de Debussy
Enrique Bernaldo de Quirós