domingo, 2 de noviembre de 2014

Giacometti en un café del distrito 14 de París

Me gusta abrir al azar el libro de fotografías de Robert Doisneau y mirar las imágenes que parece que se dejan llevar por el tiempo. Hoy me detengo ante el retrato de Giacometti, sentado a la mesa de un café de París. Apoya la mano izquierda en su cara, el pitillo entre los dedos, la mirada fija en algo indefinido pero atenta, como si escarbara en sí mismo o estuviera diseñando mentalmente una de sus estupendas visiones de los hombres que caminan. Está sentado, con el abrigo puesto, el paquete de tabaco Pall Mall y el periódico al alcance de su mano izquierda, que sostiene algo y que no logro distinguir lo que es: quizás una caja de cerillas. En un plato hay terrones de azúcar, y la taza está ya casi vacía. Al fondo hay un parroquiano con sombrero acodado a la barra, en penumbra, porque la luz procede de la cara de Giacometti, y de la mesa, en la que la taza, los terrones de azúcar y el periódico atraen como un imán, aunque con mucha suavidad, porque en las imágenes de Robert Doisneau no hay nada que chirríe: los objetos y las personas se disponen a llamarnos la atención desde una humildad que nos predispone a la comprensión y al silencioso ensimismamiento. Me imagino a Giacometti saliendo del bar y caminando por las calles de París y escuchando sus pasos sobre la acera. Y dejando atrás edificios melancólicos como Au Bon Coin.

Motivo: Giacometti en un café del distrito 14 de París, 1958
              Au Bon Coin, 1945
              Fotografías de Robert Doisneau