martes, 31 de marzo de 2015

Guisantes y habas

Desgranarlos uno a uno, colocar las vainas en un plato y los guisantes en el otro, y luego hacer lo mismo con las habas, símbolos de la primavera que acaba de llegar en el leve esplendor de las verduras frescas. Uno deja de sentir la trascendencia ilusoria para enfocar la realidad inmediata de la tierra: dejar que las manos toquen lo que luego será una crema, o un revuelto de ajetes, o un alegre plato de verduras ligadas con cebolleta. El ruido del mundo se amortigua centrándonos en lo más sencillo, en el placer de lo inmediato que nos llega como un regalo, en los primeros árboles del amor que ya florecen, como si cada año la ciudad formara parte de cada uno de nosotros: vivir para poder saborear el mundo a través de la experiencia de lo inmediato.